T03x07 (Novelita de verano: 2/6) Feudalismo 2.0 (Capitalismo e Industria)

… tengo tanto miedo y el culillo tan chico que el único lugar donde soy capaz de acudir es a esta cita con la escritura, habito desde que los ilustrados en el contexto de mi infancia tuvieron a bien indicarme el camino hacia esa esfera de letra, blanco sobre negro… ¡uy! perdón! que estoy en modo «coder», un momento, que cambio, 180º, la perspectiva: negro sobre blanco, modo «literatura».

Mi no-maestro, libelo tras libelo, pregunta [esto se escribió en 2018, ahora, en 2025 habría que usar un tiempo pasado, :-(] cuándo fue que el modelo moral, ético y estético del antiguo régimen quebró sus cáscara y dio en nacer un polluelo mucho más avanzado, evolucionado y, si no mejorado, sí cambiado a partir de lo anterior y muchas otras integraciones, que, justamente, por mor de Gaia y la teoría del organismo viviente, hacen de la vida en el planeta una fiesta ecológica. Ese polluelo, pregunta el no-maestro, dando voz y pregón a un nido de ilustrados, como muchos otros que han aflorado en la era digital (binaria, post-electrónica), es un bebé (en el 2018, ahora ya es un infante) y, en sus letras y «escenarios» lo leemos, comparado con un hecho y derecho avatar de ese modelo de antiguo régimen siempre, en la comparación, sale perdiendo. Pero bueno, serán los padres de la criatura quienes la protejan hasta que sepa valerse por sí misma ante «el mercado (amigo)» [referencia a la ola de corrupción política y a ese: «la mayor parte de los que salen en la fotografía de la boda de la hija de Aznar están en prisión o condenados»]. [No pasará nada, los intentos de quebrar el bipartidismo quedarán en nada tras informes de 500 páginas de bulos fabricados por la UCO, lawfare y demás guerra mediática. El impulso se desinflará y regresaremos al y «tú más»].

No pasa nada. Después de un tiempo en que lo antiguo no acaba de morir y lo nuevo no nace, viene un tiempo en que eso nuevo no-nato, a pesar, comienza a forjarse de viejo, en ese tan terrible generar «monstruos» por parte de la razón. Ser neurotípico (lo considerado «bueno» y «normal») significa (cuando el voraz mercado esquilma todo humanismo y lo «analítico» triunfa sobre lo «continental») poco menos que una llamada en el frente a la sevicia y a la psicopatía del «sálvase quien pueda» o del «comer o ser devorado» mientras que en la retaguardia se llama al «no polarizarse» equivalente al famoso «no te metas política» o a eso de instalar Pensamiento Único y Valores dominantes para que quien se mueva sea expulsado de la foto.

Las espirales engarzan la secuencia de creación y destrucción en una Danza de La Realidad que, llevándomelo a mi territorio, esto es, haciendo una homeomorfía: «… una danza que los técnicos han plagiado y copiado en motores de compilación y máquinas virtuales para orquestar la Simulación (con mayúscula), en tiempo real, desde el campo de verdad abajo en la corteza a la nube arriba en la atmósfera

La escritura, amiguitos (me refiero a los übermentsch), también tendréis que reconocer, se torna viva. Esto, ni mejor ni peor, permite, al ilustrado digital, operar la alquimia con backups, testing y debuguing, a tenor, so capa y por mor del bucle CD/CI, nuevo canterismo que llenará el planeta de repositorios (no ya de templarios vigilando «la ruta de oro» entre la vieja ciudad, Jerusalem, y la nueva, Londrés; no ya de catedrales; ni de bases militares), tejiéndo la nueva red a partir de los backbones y las redes mesh. Lo que hace del proceso de convertir heces en oro un proceso bastante trivial. Sabio, insistía mi no-maestro, es el que estudia la Sophia-Perennis. ¿Qué hacemos con el oro? Ete ahí la cuestión en la era de las redes de la interconexión global.

Poner el foco en la inmediatez del escritor literario en tiempos de publicación en línea que escribe sus letras y las muestra al lector para que lea (papel, página y párrafos) se multiplica en la distancia que va desde una interfaz gráfica UI con una UX de agrado y confort para el usuario; desde esos menus, sidebars, slides, galleries, forms, etc. a los motores de datos y autenticación que los sirven, de forma transparente a él. Un espacio invisible a los ojos. Y, justamente, donde ocurre lo esencial. Nótese que el escritor se convierte en programador. El libro en programa. El lector en usuario. Y, la postre, esto ocurre sobre estas letras, se están forjando (lo que en 2025 será ya trivial): los grandes modelos del lenguaje.

Luego, escribir que: «… desde un código vbscript en los noventa (casi un corpus homérico de los primeros poetas en modo carácter) hasta el moderno debug redux timeline de la actualidad (más sofisticado que la imprenta de Gutemberg) hay una una gran historia que merece ser contada y, más importante, que narra la transición como en las andanzas contadas en la Iliada. La oscuridad era total, solo cortada por emisiones de radio y televisión, analógicas… el canto de un poeta» Y, en cuarenta años: se hizo la luz (decimos aquello de la transacción cuántica). Es, en esa magia invisible, que los magos mueven sus hilos.

Desde el siglo menos veintiuno, en esa línea de cuatro mil años, dos mil atrás dos mil adelante, el período de «frecuencia» se ha ido estrechando, ¡cada vez pasa más en menos tiempo! ¡ha pasado tanto en estos treinta años como en los milenios que van desde las primeras ciudades-estado hieráticas de Ugarit, los pueblos del mar y todo eso hasta el Sacro Imperio Germano Romano! El corpus literario que a un tiempo estaba hecho en incunables como obras preciosas manuscritas y muy cuidadas estéticamente no solo con letra sino también con trazo, va sufriendo los ataques de la máquina, el más significativo el de Gutemberg, haciendo de aquellas genesíacas homéricas letras germinales algo menos «humano» y más «informacional». Y, finalmente, tras Shanon, formulada la entropía y la ganancia de información, mera luz digital.

La idea de que una limitación de la realidad a lo binario, hacer de lo analógico algo dual, permitiría emularla supone el Big Bang de una constante evolutiva que deriva en el M2M y el Machine Learning (aprendizaje máquina a máquina y automático). Un trayecto que va desde que Ada (pionera en programación) intenta hacer pensar a una cpu hasta que Vitalik (pionero en blockchain) intenta mantener encendida su máquina universal y Sophia (primer androide) recibe la ciudadanía en Arabia Saudí. Hablando de príncipes del mundo, me viene a la mente un experimento que da en confirmar las menciones hechas en el primer capítulo de esta micro-novela en línea, donde apunto cómo el hermano de mi Chief asegura que una máquina no duda en responder una cosa y su contrario según y cómo el usuario la use. Pongamos un ejemplo.

Imaginamos que hacemos la siguiente búsqueda en el motor de internet: «el rey felipe VI polonia rap». A continuación, desde el mismo lugar (para que  no haya cambio de factores) damos en buscar el siguiente juego de palabras claves: «tv3 tv polonia king felip vI rap». ¿Obtendremos resultados similares? ¿Puede ser que, blanco y negro, 180º, obtengamos una cosa y toda su contraria? ¡Probemos!

Búsqueda 1:

Captura de pantalla 2018-02-17 a las 17.03.38

Búsqueda 2:

Captura de pantalla 2018-02-17 a las 17.06.37

¿Sorpresa?

El humano que no se inserta en la secuencia histórica en la que nace está fuera de su tiempo y época. Lo cual, lejos de un moralismo, no es, de por sí, bueno ni malo. Adaptarse a una sociedad enferma, dijo Krisnamurti, no es buena señal. El ostracista, el outsider, el maldito… Las perspectivas históricas, muchas veces, no pueden obtenerse sin un grado alto de abstracción. Sin embargo, quien toma el legado histórico que le llega a su generación y lo vive y lo lleva a tomar relevo en la vejez a la siguiente generación forma parte de una trama que, sin bien puede tener éxito o fracasar, revistiéndolo con el mayor romanticismo o la mayor ilustración, da, en la trama, de por sí, en lo universal, un sentido a la vida. Todo sea que la época reclute masas o aliente valientes y hagan de lo sagrado estéril confrontación entre iguales… en fin, generalizar es fácil.

Bueno, desde que todos tenemos Netflix en casa ya no merece la pena darle a los textos mayor espectáculo; cualquiera de esas soup operas, en 3D y con multimedia, parte con ventaja a la hora de ofrecer producto para el consumo de una audiencia perfectamente servida de aventuras y fantasías cada vez más alienada, como decía: neurotípica. Siendo esto equivalente de servil, futil, nesciente y cómplice de genocidios y cambios climáticos. En el pesebre se sienten poderosos, amos del mundo. A unos metros, fuera, mezcla de excluidos y despiertos, no se da crédito para tan proceloso espectáculo.

Fent camí!

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